En el marco del Día de la Inversión de Capital Radio, Luis Vicente Muñoz entrevistó a Manuel Álvarez, consultor honorífico de OCOPEN, quien reflexionó sobre el sistema público de pensiones. Álvarez defendió que “en lo básico sigue existiendo un pacto”, un consenso en torno a que las pensiones “no deben depender de un gobierno u otro, aunque tenga mayoría absoluta”, porque si se quiere mantener el sistema durante mucho tiempo “tiene que ser tarea de todos”.
Un mecanismo complejo, pero útil para el consenso
El experto recordó que el Pacto de Toledo no es solo un símbolo, sino un procedimiento: cada cinco años emite recomendaciones al Gobierno, que se transforman en normas tras pasar por el diálogo social y volver al Congreso para su aprobación. Es una tarea “prolija y mucho más complicada que en otros países”, pero que, según Álvarez, está demostrando su utilidad en la medida en que ha permitido alcanzar acuerdos amplios sobre la dirección del sistema de pensiones en las últimas décadas.
Las pensiones en el foco europeo y la sostenibilidad financiera
Álvarez subrayó que el debate sobre las pensiones ha trascendido lo puramente nacional: ahora se integra en la lógica de la presupuestación europea. “Las pensiones no son un mundo aparte”, advirtió, sino que deben analizarse dentro del gasto público total y en una perspectiva temporal de largo plazo. Por ello, insistió en que “garantizar la estabilidad financiera a largo plazo del sistema público de pensiones es, de verdad, su garantía de viabilidad”, ligando la protección de las pensiones futuras a la disciplina presupuestaria de hoy.
Autoenrollment: una vía para extender la previsión complementaria
Mirando al futuro, el consultor honorífico de OCOPEN defendió que el sistema público necesita apoyarse en un segundo pilar de previsión social complementaria, especialmente a través de planes de empleo. Como referencia, citó el modelo de “autoenrollment”: “Si trabajas en una empresa, esa empresa necesariamente tiene que tener un sistema, un plan de pensiones en favor de sus empleados”. Este esquema ha permitido que “en Gran Bretaña, por ejemplo, el 90% de los trabajadores tenga un plan de pensiones”, lo que demuestra su capacidad para generalizar el ahorro para la jubilación.
Adaptar el modelo al marco español y a la negociación colectiva
Álvarez advirtió, no obstante, de que cualquier avance en esta línea debe respetar el papel de los agentes sociales en España, de forma que el diseño de un sistema de inscripción automática no contravenga la preeminencia constitucional de la negociación colectiva. Aun así, se mostró optimista: “hay márgenes a explorar para facilitar que en todo sistema de negociación colectiva siempre se hable y se negocie, en su caso, previsión social complementaria”. Treinta años después del Pacto de Toledo, su mensaje combina continuidad y reforma: mantener el espíritu de consenso, asegurar la sostenibilidad financiera y reforzar la previsión complementaria para garantizar pensiones suficientes y viables en las próximas décadas.

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