Los 5 enemigos del ahorro voluntario
Ahorrar puede ser como tratar de mantener una dieta en un buffet libre: sabemos qué es bueno para nosotros, pero las tentaciones están por todas partes. ¿Qué nos impide ser esos ahorradores modelo que todos soñamos ser? Vamos a descubrirlo explorando los cinco enemigos del ahorro voluntario.
1. Confiar en nuestra fuerza de voluntad: el héroe con pies de barro
Imagina que tu fuerza de voluntad es un superhéroe. Ahora, imagina que este superhéroe tiene alergias, miedo a las alturas y se desmaya al ver sangre. Así de confiable es nuestra fuerza de voluntad cuando se trata de ahorrar. Según el premio Nobel de economía Daniel Kahneman, nuestras decisiones financieras están profundamente influenciadas por nuestro entorno y emociones (Kahneman, 2011). Un mal día en el trabajo o una oferta irresistible en el centro comercial pueden hacer que nuestro superhéroe financiero se derrumbe.
En un estudio sobre las fluctuaciones en la fuerza de voluntad, se encontró que los individuos tienden a ceder a tentaciones inmediatas cuando están emocionalmente agotados (Baumeister et al., 1998). Así que, si tu plan es ahorrar solo cuando te sientas fuerte y decidido, prepárate para gastar en cualquier otra cosa menos en tu futuro.
2. Placer inmediato vs. beneficio futuro: el duelo del cerebro primitivo
Nuestro cerebro está diseñado para la inmediatez, como un niño en una tienda de dulces. Durante gran parte de la historia humana, la esperanza de vida era corta y la supervivencia diaria era la prioridad (Gurven & Kaplan, 2007). Aunque ahora vivimos en muchos países más de 80 años, nuestro cerebro no ha actualizado su software para este cambio. Estudios muestran que priorizamos recompensas inmediatas sobre beneficios futuros debido a nuestro «descuento hiperbólico» (Frederick, Loewenstein, & O’Donoghue, 2002).
Es como si nuestro cerebro primitivo estuviera en constante guerra con nuestro yo futuro. ¿Ahorrar para la jubilación o comprar ese nuevo iPhone? El cerebro antiguo siempre dice: «¡Compra ahora, preocúpate después!».
3. Desconfianza en las instituciones financieras: el fantasma del pasado
La confianza es la base de cualquier relación, incluyendo la que tenemos con nuestros bancos y gobiernos. Pero en algunos lugares, la confianza en estas instituciones es tan rara como encontrar un brasileño que no sepa jugar futbol. En países como Argentina, donde la inflación podía hacer que los ahorros desaparezcan más rápido que un saco de caramelos en manos de niños, la gente prefiere gastar ahora antes que ver cómo sus ahorros se desvanecen (Kiguel, 1991).
Un estudio analizó cómo las crisis económicas prolongadas afectan la confianza en las instituciones financieras, encontrando que los eventos traumáticos pueden tener efectos duraderos en el comportamiento de ahorro (Guiso, Sapienza, & Zingales, 2008). Así que, si sientes que ahorrar es como guardar dinero en una bolsa con agujeros, no estás solo.
4. Falta de educación financiera: el gran desconocido
Imagina tratar de armar un mueble de IKEA sin instrucciones. Ahora, imagina tratar de planificar tu futuro financiero sin entender conceptos básicos como el interés compuesto. Exactamente, un desastre. La falta de educación financiera es uno de los mayores obstáculos para el ahorro eficaz. Dos personas pueden ganar lo mismo, pero si una comprende el poder del interés compuesto y la otra no, sus futuros financieros serán drásticamente diferentes.
Investigaciones muestran que una mejor educación financiera está directamente correlacionada con mejores hábitos de ahorro y una mayor acumulación de riqueza (Lusardi & Mitchell, 2014). Aprender sobre finanzas no es tan emocionante como ver un reality show, pero es mucho más útil para tu cuenta bancaria.
5. Eventos económicos y sociales: el gran disruptor
La pandemia del COVID-19 nos enseñó una lección importante: el futuro es incierto y puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Después de la pandemia, muchas personas empezaron a gastar más en experiencias inmediatas debido a la incertidumbre del futuro. Este comportamiento no es irracional; de hecho, es una respuesta psicológica a la crisis. Y lo digo yo, aquí escribiendo en mi noveno viaje del año.
Un estudio encontró que las personas tienden a gastar más en experiencias y placeres inmediatos después de eventos traumáticos, ya que estos reconfiguran su percepción del futuro (Cameron & Shah, 2015). Entonces, si te encuentras gastando más en viajes y cenas elegantes después de una crisis global, ya sabes la explicación. Es tu cerebro intentando darle sentido a un mundo caótico.
¿Ahora qué hacemos? ¿No queda solución?
Ahorrar puede ser un desafío, pero al entender y enfrentar a estos enemigos, podemos mejorar nuestras posibilidades de éxito. Las ciencias del comportamiento nos ofrecen herramientas poderosas para diseñar mejores estrategias de ahorro. Por ejemplo, el auto-enrollment o inscripción automática en planes de ahorro ha demostrado ser extremadamente efectivo para aumentar la participación y los ahorros acumulados (Madrian & Shea, 2001).
El uso de nudges o pequeños empujones que guían a las personas hacia decisiones más beneficiosas sin restringir su libertad de elección también ha mostrado resultados prometedores (Thaler & Sunstein, 2008). Además, los programas de educación financiera pueden empoderar a las personas con el conocimiento necesario para tomar decisiones informadas sobre su dinero (Fernandes, Lynch, & Netemeyer, 2014).
Las ciencias del comportamiento permiten entender a los humanos reales, con emociones, sesgos y dolores. Esto permite un mejor diseño de políticas, servicios y productos que se adapten a las necesidades y comportamientos reales de las personas. Empresas privadas y organizaciones públicas pueden beneficiarse enormemente al incorporar estas herramientas en sus estrategias, creando un entorno que facilite y fomente el ahorro. Así que, la próxima vez que tu cerebro primitivo te diga «¡Compra ese iPhone ahora!», recuerda que puedes usar estos conocimientos para planificar un futuro más seguro, sin dejar de disfrutar de la vida. Porque, al final del día, ¿quién dice que no puedes invertir en tu futuro y viajar a Machu Picchu en tus vacaciones?
David Laurent
Chief Behavioral Officer en Novaster y miembro de OCOPEN
OCOPEN
Organización de Consultores de Pensiones
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