¿Cuál es la mejor forma de rescatar un plan de pensiones?
Pilar Sánchez Iglesias, vocal de la Junta de Gobierno de OCOPEN y Directora de Previsión Social y Beneficios de Ideas Investigación y Desarrollo Actuarial y de Seguros, aporta su testimonio en el artículo ‘Más de la mitad de los partícipes eligen cobrar su plan de pensiones en forma de capital: ¿es una decisión acertada?’ publicado en Futuro a Fondo por Sofía Cisneros. En su artículo, Cisneros hace referencia al informe ‘Planes y Fondos de Pensiones. Estadística año 2020’ publicado por ICEA. Según los datos del citado informe, el 51,5% de los partícipes de planes de pensiones cobran su prestación en forma de capital. El 35,5% lo hace en forma de renta y el 6,3% de forma mixta.
Teniendo en cuenta estos datos, Pilar Sánchez Iglesias, apunta que sería de esperar que el cobro de las prestaciones de un plan de pensiones, sobre todo las de jubilación, se realizara en mayor medida en forma de renta. Con todo, señala que, si bien el 51,5% de cobro en forma de capital es alto, llevamos más de diez años observando una tendencia sostenida, aunque paulatina a la baja en esta forma de cobro, desde más del 60% en los años 2008 y 2009 a la cifra actual. “La desaparición de incentivos fiscales al cobro en forma de capital sin duda ha sido uno de los factores que influye en esta tendencia”, explica la asociada de OCOPEN.
Otro elemento que debemos de considerar a la hora de analizar los datos es el diferente comportamiento entre los planes de pensiones de empleo y los personales. En los primeros, según explica la experta, el cobro en forma de capital está en torno al 41% mientras que en los segundos es superior al 58%. “Esta diferencia es aún más acusada en las contingencias diferentes a la de jubilación, donde en los planes personales se mantiene aproximadamente ese 50% de cobros en forma de capital, mientras en los de empleo desciende por debajo del 30% en favor del cobro en forma de renta”, añade.
¿Por qué se cobra la pensión en forma de capital?
Sobre las motivaciones de cobrar la pensión en forma de capital, Pilar Sánchez señala que al transformar el ahorro acumulado en renta el importe resultante no es muy significativo. Una vez más, se observa una diferencia entre los planes de empleo, con una media de derechos consolidados por partícipe de 17.000 euros, respecto de los personales, donde los derechos rondan los 11.000 euros. «Sin duda, este hecho se combina con la insuficiente valoración del riesgo de longevidad por parte de la mayoría de los partícipes, que no son muy conscientes de que probablemente vivirán más tiempo que su ahorro”, destaca Sánchez.
Otra posible causa que alude la asociada de OCOPEN es que hay que tener en cuenta que las condiciones de transformación de capital en renta no son muy ventajosas actualmente en un escenario de bajos tipos de interés.
Por último, Sánchez Iglesias apunta a la necesidad de una mayor educación financiera y un asesoramiento individualizado de los partícipes. “De forma que no se vean sesgados en su decisión de cobro por la complejidad de la normativa fiscal, y tengan capacidad de tomar la mejor decisión entre las opciones posibles para su ahorro, ya sea mantener el capital en el fondo para continuar beneficiándose de su rentabilidad, transferirlo a otro, considerar el cobro como renta temporal o renta vitalicia, o dejarlo a favor de sus beneficiarios, por ejemplo”, desgrana.
Pautas para elegir la opción correcta
Para elegir la mejor opción, la asociada de OCOPEN recomienda realizar un estudio financiero y fiscal, que permita analizar las necesidades económicas futuras, la posibilidad de obtener y en qué condiciones rentas vitalicias y la fiscalidad de las distintas opciones. A su vez, explica que: “Normalmente, y sin entrar en una aplicación detallada de la normativa, el cobro de capital lógicamente supone un mayor pago de impuestos en el año en que se percibe; en el caso de las rentas, el impacto posiblemente sea menor pero afecta a un mayor número de años, aunque en este caso también es importante analizar si supone o no un salto en el tramo de la renta, además de estudiar el equilibrio entre la rentabilidad financiera del producto y la repercusión de la fiscalidad”.
Dicho esto, insiste en que conviene mantener una visión abierta de las posibilidades, desde el cobro de forma mixta a no cobrar la prestación si no hay una necesidad inmediata y empezar a cobrar más tarde o no tocar el ahorro acumulado y que sean los herederos quienes lo perciban con la tributación correspondiente a este caso, potencialmente más favorable.
Con respecto a la fiscalidad, insiste en el no podemos obviar que la normativa fiscal que afecta al cobro de los planes de pensiones es el resultado de aplicar una reforma tras otra, dando lugar a una casuística de gran complejidad. “Esto implica un coste de comprensión desproporcionado para el participe, que le dificulta adoptar una buena decisión y conduce en muchos casos a tomar la vía más directa: el cobro del capital”.
“Me gustaría insistir en que el diseño de incentivos fiscales ha de contribuir a la mejor concienciación sobre el sistema de previsión social, junto a una comunicación efectiva y a la transparencia, y no convertirse en un galimatías para especialistas, lo que lleva a las personas a distanciarse de un aspecto crucial de nuestra sostenibilidad social”, concluye Pilar Sánchez Iglesias.
OCOPEN
Organización de Consultores de Pensiones
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