Isabel Casares San José-Martí, economista, actuario y secretaria general de OCOPEN, firma un artículo en el número 56 de la revista Actuarios en el que analiza con profundidad la relevancia de los riesgos actuariales en la gestión financiera de aseguradoras y fondos de pensiones. En su exposición, subraya que estos riesgos, al estar estrechamente ligados a eventos inciertos del futuro, requieren un tratamiento riguroso para garantizar tanto la estabilidad de las entidades como la protección de los asegurados y beneficiarios.
Principales riesgos actuariales
En su análisis, Isabel Casares identifica los principales tipos de riesgos actuariales que afectan a aseguradoras y fondos de pensiones. Entre ellos se encuentran el riesgo de mortalidad, que implica una mortalidad superior a la prevista; el riesgo de longevidad, por el incremento en la esperanza de vida; y el riesgo de inversión, vinculado a la inestabilidad de los mercados y su impacto sobre las reservas técnicas. Todos estos riesgos pueden comprometer la capacidad de las entidades para cumplir con sus compromisos a largo plazo.
También destaca otros riesgos relevantes como el riesgo de anulaciones, que se refiere a la cancelación anticipada de pólizas por parte de los asegurados, afectando la planificación financiera de las aseguradoras; y el riesgo de morbilidad, por el aumento inesperado en la incidencia de enfermedades o discapacidades. A estos se suman el riesgo demográfico, influido por el envejecimiento poblacional o la baja natalidad; el riesgo de catástrofes, asociado a eventos extremos con impacto masivo e inmediato; y el riesgo de inflación, que puede erosionar el valor real de las prestaciones ofrecidas.
Para hacer frente a estos riesgos, Casares propone una gestión basada en modelos estocásticos que permitan simular escenarios futuros, la constitución de reservas técnicas adecuadas, el uso del reaseguro para compartir riesgos, la diversificación de activos y clientes, y el cumplimiento de marcos regulatorios exigentes como Solvencia II. Estas herramientas permiten mitigar el impacto de los eventos inciertos y garantizar la sostenibilidad del sistema de previsión en un contexto económico y social cada vez más complejo.
Retos actuales y el rol estratégico del actuario
No obstante, advierte de los desafíos que enfrenta la gestión actuarial: proyecciones inciertas, dependencia de modelos, riesgos sistémicos y cambios regulatorios. Una gestión deficiente puede poner en riesgo tanto la solvencia financiera como la reputación de las entidades. En este contexto, el actuario desempeña un papel estratégico como garante técnico del equilibrio y la sostenibilidad del sistema a largo plazo.
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